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(OT) LOS ESPAÑOLES VICTIMAS DE UNA OLA XENOFOBA
06/03/2006 - 21:36 por Anonymous | Informe spam
Disculpen este POST pero es una realidad que debe saberla el mundo entero
PARA TODOS AQUELLOS QUE TENGAN SUS FAMILIAS EN ESPAÑA, FAVOR DISTRIBUIR LA VERDAD DE LO QUE PASA EN VENEZUELA!!!!!!
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ESPAÑOLES, víctimas de una ola de xenofobia chavista Ir a página 1, 2 Siguiente
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Registrado: 23 Nov 2004
Mensajes: 17948
Publicado: Lun Mar 06, 2006 10:31 am Asunto: ESPAÑOLES, víctimas de una ola de xenofobia chavista
Cita:
Los españoles, víctimas de una ola xenófoba en la Venezuela de Hugo Chávez
(Periodista Digital).- Secuestros, violaciones, amenazas, torturas... Los españoles son víctimas de una ola xenófoba que pretende recuperar las “tierras colonizadas desde 1492”. Informaron a ZP del problema hace 11 meses, pero nada ha cambiado.
Cuenta Higinio Mosteiro, que viajó hasta Venezuela enviado por la revista Época, que lo persiguieron por todo el local. Recorrieron escaleras arriba, escaleras abajo las instalaciones de la Hermandad Gallega de Caracas, burlando las medidas de seguridad que protegían a José Luis Rodríguez Zapatero durante su visita oficial a Venezuela. Y consiguieron su objetivo.
El 29 de marzo de 2005, Marbella Rodríguez y Clodovaldo Rodríguez se encontraron cara a cara con el presidente del Gobierno español: “Lea esto, por favor, somos españoles y nos están quitando todo lo que tenemos”.
La joven canaria, nerviosa, entregaba al mandatario un dossier en el que explicaba cómo la política agraria de su homólogo Hugo Chávez les estaba dejando “sin un duro y en la calle”. Zapatero cogió los papeles y les echó una ojeada. Prometió solucionarlo... Pero las palabras se las lleva el viento.
Ha pasado casi un año, y poco o nada ha hecho el Gobierno español. La situación se ha vuelto insoportable. Sobre todo en el Estado venezolano de Yaracuy, donde residen cerca de 200 emigrantes españoles. Desde hace tres años, una docena de familias ha tenido que abandonar sus tareas agrícolas. Las amenazas de la población venezolana se han cumplido. Obedeciendo a la llamada del presidente Hugo Chávez, miles de hombres han invadido los campos de cultivo de los españoles y, literalmente, se los han quitado de las manos. Quienes ofrecen resistencia se encuentran con un movimiento de violencia sin límites.
Marbella Rodríguez sufrió personalmente estas oleadas agresivas. Intentaron quemarla viva cuando visitaba la finca de su padre, Edmundo Rodríguez, que adquirió los terrenos hace 30 años. “Esto es el escenario de la revolución de Venezuela, una muestra del terrorismo agrario que hay en Yaracuy”, asegura mientras camina por los restos del cobertizo donde fue maniatada y rociada con combustible.
“Fui golpeada violentamente; me ataron y prendieron fuego a mi ropa. Estoy viva gracias a un empleado que corrió en mi ayuda”, recuerda la joven.
Las 200 hectáreas de caña de azúcar de su familia fueron saqueadas, y los cobertizos e instalaciones destrozados por un grupo de 50 hombres de color que reclamaban las tierras. Pero lo que más le duele es cruzarse por las calles de San Felipe (Yaracuy) con sus agresores. Se han celebrado juicios, pero el juez siempre encuentra argumentos para dejar en libertad a la persona que intentó matarla.
Antes de llegar a la finca de Alfredo Rivera, en medio de la calzada se puede leer en un cartel: “Bienvenido. Tierras comuneras, jirajaras [una raza indígena autóctona] y afrodescendientes”. Se lo han tomado al pie de la letra: los habitantes de las aldeas de El Chino, Veroes y Farriar creen que los españoles no tienen derecho a poseer propiedades.
A Rivera le sacaron de su finca a base de palos. Sus 200 hectáreas de caña fueron invadidas, sus instalaciones saqueadas, su maquinaria destrozada y su personal contratado fue expulsado violentamente.
En 2003 comenzaron las agresiones y como resultado, ese mismo año Rivera perdió el 40% de la cosecha. Pero fue en 2004 cuando se produjo el verdadero desastre: “Un grupo de 30 individuos armados entró en mi terreno. Echaron a los vigilantes y a los obreros. Les quemaron la ropa y destrozaron las cocinas. Se llevaron los techos de los hangares y cobertizos. Lo que no pudieron robar lo quemaron con gasolina. Desde entonces no he podido trabajar en la finca”, asegura Rivera. Ahora sólo le queda una opción: “He puesto en venta las pocas máquinas que me quedan, necesito plata para subsistir”.
Este inmigrante gallego de 62 años acudió sin éxito a instancias oficiales para buscar protección. “Creo que estos ataques forman parte de un plan bien definido para sacarnos de las fincas”, explica Rivera. En efecto, los invasores justifican sus acciones en la Ley de Reforma Agraria promulgada por el Gobierno de Hugo Chávez, según la cual los campesinos pueden convertirse en propietarios de las tierras que estén abandonadas.
Sin embargo, es más fácil quedarse con aquellas ya cultivadas por otros que deforestar los salvajes campos venezolanos o comenzar una nueva plantación sobre tierras áridas.
Además, la llamada xenófoba realizada por Chávez desde su programa televisivo Aló Presidente tuvo sus consecuencias. Y eso que el militar había garantizado a Zapatero que las propiedades de los españoles no se verían afectadas por las expropiaciones que su Gobierno pensaba realizar. El español se fió del buen talante de Chávez.
Los invasores acudieron a la llamada de la “reconquista” utilizando la fuerza necesaria para expulsar a los extranjeros del país. Por supuesto, sin respetar los pactos entre los dos estadistas. Los nativos aseguran que los campos en los que entran están abandonados. “Nada más lejos de la realidad”, se queja Rivera mientras muestra los restos de uno de los pozos que había instalado en la finca para garantizar agua a las cañas de azúcar. Sin embargo, aunque las tierras están en plena producción, el Gobierno venezolano ha levantado actas que aseguran que están desatendidas.
Las sospechas de corrupción se incrementaron cuando los afectados Edmundo Rodríguez y Alfredo Rivera descubrieron que el Fondafa (Fondo de Desarrollo Agropecuario, Pesquero, Forestal y Afines) había otorgado a los agresores unos créditos por las cañas cultivadas en los terrenos de los españoles.
“Habían duplicado los créditos sobre la misma plantación, nos dieron uno a nosotros y otro a los invasores”, explica Rivera. Para hacer frente a esos créditos, tanto los propietarios legales como los invasores deben recoger la caña y vendérsela a la Central Azucarera. Los verdaderos propietarios no se atreven a recolectar por miedo a ser agredidos, y la central no ha querido aceptar las cañas que han llevado los hombres que se han adueñado ilegalmente de las tierras, pero ante la negativa de la azucarera, la violencia se abrió camino. El pasado 15 de febrero, los agresores tomaron la Central Azucarera y paralizaron sus máquinas.
Vladimir Rodríguez, un productor también descendiente de canarios, ha calculado las pérdidas ocasionadas en la región. “Antes de la oleada de invasiones, recogíamos 25.000 toneladas de caña anuales. Ahora, apenas se superan las 9.000”, asegura. “Mi finca lleva tres años sufriendo embates de grupos violentos, pero el de este año ha sido definitivo. Han destruido la vivienda del encargado y han quemado mi cosecha”, explica.
Como el resto de sus compañeros, Vladimir ha puesto los hechos en conocimiento de las autoridades.
Tampoco ha recibido respuesta. “Somos 35 productores de caña en Yaracuy, la mayoría españoles. Ante esta situación en la que nos encontramos, le hemos propuesto al Gobierno que valore nuestra propiedad y que nos la compre, porque la convivencia después de lo sucedido sería imposible”, se resigna.
En total, en los Estados noroccidentales de Venezuela (Yaracuy, Zulia, Barinas y Tachira) se han invadido y saqueado un total de 38.427 hectáreas. El último caso se produjo el lunes 20 de febrero, cuando 55 campesinos entraron por la fuerza en la finca Nuare, en el municipio de Páez (Yaracuy).
Los agresores retuvieron a los propietarios, la familia Riera, y advirtieron que no abandonarían la finca hasta que el Gobierno garantizase las tierras que les había prometido. Dos miembros de la familia Riera permanecieron secuestrados en su domicilio durante dos días.
Es precisamente el secuestro uno de los métodos utilizados por los campesinos para presionar a los terratenientes. En San Felipe han secuestrado a 22 personas desde 2002. “No creo que sea una casualidad que 17 de los secuestrados sean de origen español y que el resto sean italianos, portugueses o colombianos. El único venezolano secuestrado tenía apellido español”, comenta Clodovaldo Rodríguez. Este isleño, de La Palma, fue secuestrado durante 17 largos días hasta que su familia pagó el rescate.
Quizá por su dramática situación personal, Clodovaldo ha removido Roma con Santiago para que las autoridades españolas conozcan la situación que viven los emigrantes en el país. “Le entregamos un dossier a Zapatero y, por medio de un socialista de mi pueblo, le hice llegar otro a la vicepresidenta del Gobierno”, explica. Cada vez que un político español llegaba a Venezuela, allí estaba este palmero con un montón de papeles que demuestran cómo los españoles sufren las consecuencias de la revolución bolivariana del teniente coronel Hugo Chávez.
Hace dos semanas, tres funcionarios de la embajada española llegaron a San Felipe. Querían evaluar los daños y valorar las fincas para negociar un precio de venta con el Gobierno venezolano. Ésa es la vaga respuesta que ofrece España a sus emigrantes.
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MANDARRIA
Registrado: 20 Oct 2005
Mensajes: 186
Publicado: Lun Mar 06, 2006 11:37 am Asunto: Todo lo que puede permitirse
Todo lo que puede permitirse por la venta de unos barcos y unos aviones. Y pensar que la semana pasada el Canciller Español, dijo en el Congreso de su país, que la oposición venezolana debía acatar las reglas del C.N.E., de Venezulela, mientras que en Embajador de ese país acá, se comporta como un activista del partido V REPUBLICA.
Manden este artúculo, para que recorra todos los diarios españoles y se acabe tanto cinismo.
Los intereses que despiertan los petrodolares, producen estos aberrantes fenómenos.
_________________
Peor traición que la de meter a los cubanos a Venezuela: N I N G U N A.
Peor delito contra el patrimonio publico, que la regaladera de real a otros países: ninguno.
http://www.noticierodigital.com/for...728#557728
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Publicado: Lun Mar 06, 2006 10:31 am Asunto: ESPAÑOLES, víctimas de una ola de xenofobia chavista
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Los españoles, víctimas de una ola xenófoba en la Venezuela de Hugo Chávez
(Periodista Digital).- Secuestros, violaciones, amenazas, torturas... Los españoles son víctimas de una ola xenófoba que pretende recuperar las “tierras colonizadas desde 1492”. Informaron a ZP del problema hace 11 meses, pero nada ha cambiado.
Cuenta Higinio Mosteiro, que viajó hasta Venezuela enviado por la revista Época, que lo persiguieron por todo el local. Recorrieron escaleras arriba, escaleras abajo las instalaciones de la Hermandad Gallega de Caracas, burlando las medidas de seguridad que protegían a José Luis Rodríguez Zapatero durante su visita oficial a Venezuela. Y consiguieron su objetivo.
El 29 de marzo de 2005, Marbella Rodríguez y Clodovaldo Rodríguez se encontraron cara a cara con el presidente del Gobierno español: “Lea esto, por favor, somos españoles y nos están quitando todo lo que tenemos”.
La joven canaria, nerviosa, entregaba al mandatario un dossier en el que explicaba cómo la política agraria de su homólogo Hugo Chávez les estaba dejando “sin un duro y en la calle”. Zapatero cogió los papeles y les echó una ojeada. Prometió solucionarlo... Pero las palabras se las lleva el viento.
Ha pasado casi un año, y poco o nada ha hecho el Gobierno español. La situación se ha vuelto insoportable. Sobre todo en el Estado venezolano de Yaracuy, donde residen cerca de 200 emigrantes españoles. Desde hace tres años, una docena de familias ha tenido que abandonar sus tareas agrícolas. Las amenazas de la población venezolana se han cumplido. Obedeciendo a la llamada del presidente Hugo Chávez, miles de hombres han invadido los campos de cultivo de los españoles y, literalmente, se los han quitado de las manos. Quienes ofrecen resistencia se encuentran con un movimiento de violencia sin límites.
Marbella Rodríguez sufrió personalmente estas oleadas agresivas. Intentaron quemarla viva cuando visitaba la finca de su padre, Edmundo Rodríguez, que adquirió los terrenos hace 30 años. “Esto es el escenario de la revolución de Venezuela, una muestra del terrorismo agrario que hay en Yaracuy”, asegura mientras camina por los restos del cobertizo donde fue maniatada y rociada con combustible.
“Fui golpeada violentamente; me ataron y prendieron fuego a mi ropa. Estoy viva gracias a un empleado que corrió en mi ayuda”, recuerda la joven.
Las 200 hectáreas de caña de azúcar de su familia fueron saqueadas, y los cobertizos e instalaciones destrozados por un grupo de 50 hombres de color que reclamaban las tierras. Pero lo que más le duele es cruzarse por las calles de San Felipe (Yaracuy) con sus agresores. Se han celebrado juicios, pero el juez siempre encuentra argumentos para dejar en libertad a la persona que intentó matarla.
Antes de llegar a la finca de Alfredo Rivera, en medio de la calzada se puede leer en un cartel: “Bienvenido. Tierras comuneras, jirajaras [una raza indígena autóctona] y afrodescendientes”. Se lo han tomado al pie de la letra: los habitantes de las aldeas de El Chino, Veroes y Farriar creen que los españoles no tienen derecho a poseer propiedades.
A Rivera le sacaron de su finca a base de palos. Sus 200 hectáreas de caña fueron invadidas, sus instalaciones saqueadas, su maquinaria destrozada y su personal contratado fue expulsado violentamente.
En 2003 comenzaron las agresiones y como resultado, ese mismo año Rivera perdió el 40% de la cosecha. Pero fue en 2004 cuando se produjo el verdadero desastre: “Un grupo de 30 individuos armados entró en mi terreno. Echaron a los vigilantes y a los obreros. Les quemaron la ropa y destrozaron las cocinas. Se llevaron los techos de los hangares y cobertizos. Lo que no pudieron robar lo quemaron con gasolina. Desde entonces no he podido trabajar en la finca”, asegura Rivera. Ahora sólo le queda una opción: “He puesto en venta las pocas máquinas que me quedan, necesito plata para subsistir”.
Este inmigrante gallego de 62 años acudió sin éxito a instancias oficiales para buscar protección. “Creo que estos ataques forman parte de un plan bien definido para sacarnos de las fincas”, explica Rivera. En efecto, los invasores justifican sus acciones en la Ley de Reforma Agraria promulgada por el Gobierno de Hugo Chávez, según la cual los campesinos pueden convertirse en propietarios de las tierras que estén abandonadas.
Sin embargo, es más fácil quedarse con aquellas ya cultivadas por otros que deforestar los salvajes campos venezolanos o comenzar una nueva plantación sobre tierras áridas.
Además, la llamada xenófoba realizada por Chávez desde su programa televisivo Aló Presidente tuvo sus consecuencias. Y eso que el militar había garantizado a Zapatero que las propiedades de los españoles no se verían afectadas por las expropiaciones que su Gobierno pensaba realizar. El español se fió del buen talante de Chávez.
Los invasores acudieron a la llamada de la “reconquista” utilizando la fuerza necesaria para expulsar a los extranjeros del país. Por supuesto, sin respetar los pactos entre los dos estadistas. Los nativos aseguran que los campos en los que entran están abandonados. “Nada más lejos de la realidad”, se queja Rivera mientras muestra los restos de uno de los pozos que había instalado en la finca para garantizar agua a las cañas de azúcar. Sin embargo, aunque las tierras están en plena producción, el Gobierno venezolano ha levantado actas que aseguran que están desatendidas.
Las sospechas de corrupción se incrementaron cuando los afectados Edmundo Rodríguez y Alfredo Rivera descubrieron que el Fondafa (Fondo de Desarrollo Agropecuario, Pesquero, Forestal y Afines) había otorgado a los agresores unos créditos por las cañas cultivadas en los terrenos de los españoles.
“Habían duplicado los créditos sobre la misma plantación, nos dieron uno a nosotros y otro a los invasores”, explica Rivera. Para hacer frente a esos créditos, tanto los propietarios legales como los invasores deben recoger la caña y vendérsela a la Central Azucarera. Los verdaderos propietarios no se atreven a recolectar por miedo a ser agredidos, y la central no ha querido aceptar las cañas que han llevado los hombres que se han adueñado ilegalmente de las tierras, pero ante la negativa de la azucarera, la violencia se abrió camino. El pasado 15 de febrero, los agresores tomaron la Central Azucarera y paralizaron sus máquinas.
Vladimir Rodríguez, un productor también descendiente de canarios, ha calculado las pérdidas ocasionadas en la región. “Antes de la oleada de invasiones, recogíamos 25.000 toneladas de caña anuales. Ahora, apenas se superan las 9.000”, asegura. “Mi finca lleva tres años sufriendo embates de grupos violentos, pero el de este año ha sido definitivo. Han destruido la vivienda del encargado y han quemado mi cosecha”, explica.
Como el resto de sus compañeros, Vladimir ha puesto los hechos en conocimiento de las autoridades.
Tampoco ha recibido respuesta. “Somos 35 productores de caña en Yaracuy, la mayoría españoles. Ante esta situación en la que nos encontramos, le hemos propuesto al Gobierno que valore nuestra propiedad y que nos la compre, porque la convivencia después de lo sucedido sería imposible”, se resigna.
En total, en los Estados noroccidentales de Venezuela (Yaracuy, Zulia, Barinas y Tachira) se han invadido y saqueado un total de 38.427 hectáreas. El último caso se produjo el lunes 20 de febrero, cuando 55 campesinos entraron por la fuerza en la finca Nuare, en el municipio de Páez (Yaracuy).
Los agresores retuvieron a los propietarios, la familia Riera, y advirtieron que no abandonarían la finca hasta que el Gobierno garantizase las tierras que les había prometido. Dos miembros de la familia Riera permanecieron secuestrados en su domicilio durante dos días.
Es precisamente el secuestro uno de los métodos utilizados por los campesinos para presionar a los terratenientes. En San Felipe han secuestrado a 22 personas desde 2002. “No creo que sea una casualidad que 17 de los secuestrados sean de origen español y que el resto sean italianos, portugueses o colombianos. El único venezolano secuestrado tenía apellido español”, comenta Clodovaldo Rodríguez. Este isleño, de La Palma, fue secuestrado durante 17 largos días hasta que su familia pagó el rescate.
Quizá por su dramática situación personal, Clodovaldo ha removido Roma con Santiago para que las autoridades españolas conozcan la situación que viven los emigrantes en el país. “Le entregamos un dossier a Zapatero y, por medio de un socialista de mi pueblo, le hice llegar otro a la vicepresidenta del Gobierno”, explica. Cada vez que un político español llegaba a Venezuela, allí estaba este palmero con un montón de papeles que demuestran cómo los españoles sufren las consecuencias de la revolución bolivariana del teniente coronel Hugo Chávez.
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MANDARRIA
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Publicado: Lun Mar 06, 2006 11:37 am Asunto: Todo lo que puede permitirse
Todo lo que puede permitirse por la venta de unos barcos y unos aviones. Y pensar que la semana pasada el Canciller Español, dijo en el Congreso de su país, que la oposición venezolana debía acatar las reglas del C.N.E., de Venezulela, mientras que en Embajador de ese país acá, se comporta como un activista del partido V REPUBLICA.
Manden este artúculo, para que recorra todos los diarios españoles y se acabe tanto cinismo.
Los intereses que despiertan los petrodolares, producen estos aberrantes fenómenos.
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Peor delito contra el patrimonio publico, que la regaladera de real a otros países: ninguno.
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