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(INTERCOM)
Como si de un esperado lanzamiento cinematográfico se tratara, todos los
informáticos esperamos consciente (el gusto por la novedad) o
inconscientemente (para subsanar los errores del sistema) el próximo pack de
actualizaciones y mejora del sistema operativo Windows Service Pack 2. Un
código remozado, aplicaciones parcheadas, flexibilidad en la personalización
del interfaz y otras adaptaciones de cara a la seguridad en la Red, como lo
era el necesitado firewall. Está bien, Microsoft apuesta por la seguridad.
Ésta, en principio, suculenta pieza nos llega con retraso de varios meses,
pero apenas representa un atisbo de lo que Microsoft prepara para los
próximos dos años. Nos referimos a Windows Longhorn.
Para comprender el retraso generalizado que están sufriendo las entregas de
este Windows, deberíamos desentrañar por completo el modus operandi del
gigante del software. Primero comenzaríamos por el número de entregas de
cada sistema, un total de cuatro, tres publicables (llamadas Service Pack 1,
2 y 3) y una versión Gold que aparece bajo formato comercial (como ocurrió
con Windows 98 SE y Millenium Edition). Así pues, estamos en la segunda fase
de corrección de la quinta versión del código del antiguo Windows NT al que
se le limpió la cara en su versión Gold y se le llamó Windows xp. Pero… ¿por
qué ha disminuido la frecuencia de actualización del sistema en los últimos
cinco meses? ¿A qué se deben los constantes retrasos de Service Pack 2? ¿Por
qué Longhorn no tiene una fecha de salida concreta y se alarga en el tiempo
más allá de principios de 2006? La respuesta, sorprendente y fascinante
para los amantes del marketing, está en el más serio competidor de Microsoft
en estos días: Google.
Pongamos los puntos sobre las íes en esta afirmación. Desde que Larry Page y
Sergey Brin fundaran Google en 1998, la gestión de conocimiento desarrollada
por la empresa ha progresado vertiginosamente, ayudándose de módulos que
favorecen su crecimiento y lo equiparan al de la propia Red: Google es más
grande en tanto en cuanto Internet lo es.
Así pues, Google pone a disposición de usuarios y anunciantes la tecnología
más avanzada bajo un marco simple y humilde como lo es su página principal.
Y en él se dan cinta las tecnologías de PageRank (que evalúa la popularidad
de una página en base a las visitas que obtiene), AdSense (que permite la
publicación automática de anuncios segmentados), Google Groups2 (que recaba
datos en foros y newsletters), Google Deskbar (que inserta una barra con
funciones de búsqueda en el navegador) e incluso se atreve con servicios,
aún locales, como el de búsqueda por urbe: disponible en local.google.com y
funcional sólo en Estados Unidos desde el 17 de marzo, basta introducir en
el navegador una ciudad, dirección o código postal acompañado de un término
tal como “cafetería” o "tienda de deportes" para obtener una lista de
negocios, locales y otro tipo de información relacionada acompañada de mapas
y brújula virtual.
Aún hay más: existen recientes rumores acerca de GooOS, el supuesto sistema
operativo en el que trabajan los programadores de Google mediante el cual,
basándose en arquitectura Linux y Gnome, se modelaría un vasto servicio de
ingenieria social, un gigantesco escritorio virtual al que acceder e
interactuar, con el fin de manejar la información de un modo global. Un
escritorio para el usuario desde el que gestionar sus datos, correo,
compras… compartido con el de otros usuarios… Lejos de ser temeraria, es una
idea que une a la comunidad informática y le permite compartir un grueso de
información hasta ahora inimaginable.
Junto a estas revolucionarias ideas, coinciden en el tiempo la inminente
aparición de Gmail, un servicio de correo con 1 Gigabyte de capacidad
(frente a Hotmail, con tan sólo 2 Megas) y la reciente salida a bolsa, lo
que confiere a Google una fuerza espeluznante. Y eso lo notamos todos.
Queriendo tomar parte de esta revolución por el control de la información,
aparecen negocios como www.quigo.com, www.dipsie.com; también mezclas de
buscador y red social como Eurekster, y otros malogrados .com que nacen y
mueren casi cada día. Nadie puede con Google… Pero… ¿y Microsoft?
Consciente de que el futuro del sistema operativo no está en el número de
aplicaciones, la interactividad gráfica o la potencia de cálculo, Microsoft
apuesta por la gestión de la información, local y en red simultáneamente. El
futuro está en compartir información, en el manejo colectivo, no en su
reproducción individual. Enfrentada a la llamada tormenta perfecta
(compuesta por los avances en hardware, el aumento de la cantidad de datos
producidos digitalmente y la explosión de esquemas y estándares en la
administración de información), Microsoft contempla con desdicha cómo su
sistema operativo Windows, diseñado para soportar aplicaciones en base a
desarrollos locales (escuchar música, reproducir una película, redactar un
informe o diseñar un póster), no puede enfrentarse a la revolución de la
información global. Según un estudio de la Universidad de Berkeley de 2003,
en el año 2002 se crearon alrededor de cinco millones de terabytes, o cinco
exabytes, de información nueva. El 92% de esa información se almacenó en
soportes magnéticos, en su mayoría discos duros de usuarios finales. En 2002
se enviaron y almacenaron aproximadamente 400.000 terabytes de correo
electrónico…. Y las cifras aumentan cada año. Junto a esto, la llegada de
aplicaciones para el tratamiento de recursos empresariales (ERP), la gestión
de relaciones con el cliente (CRM), la automatización del equipo de ventas
(SFA) y otros tipos de aplicaciones de empresa han complicado la gestión de
archivos compartidos. A esta revolución rinde pleitesía el actual proyecto
de Microsoft y, para abordarla, necesita de una arquitectura sin límites.
Así que esta infinitud es lo que se le está atragantando al gigante fundado
por Bill Gates. Siguiendo los estudios de la empresa de marketing IDC,
aquéllos que trabajan con información emplean entre un 15 y un 30% de su
tiempo buscando datos.
Por ello, Windows debe prescindir de su antiguo sistema de archivos y
expandir las miras del PC en pos del manejo de la información, pues ya se
cuenta con una gran estructura que lo produce. Para ello, se ha ideado
WinFS, el subsistema de almacenamiento en disco activo que dotará al sistema
de capacidad para buscar, relacionar y actuar sobre la información.
Esta nueva arquitectura permite la organización y recuperación de datos
basándose en sus propiedades (tales como el autor, título, fecha,
valoración, etc.) de tal forma que la información pueda buscarse mediante
criterios, algo más personal, humano y fácil de utilizar.
En WinFS la información se organiza diferente e independientemente decomo
esté archivada físicamente. Los datos pueden ser organizados bajo una
estructura conectada de carpetas, nombres de espacios para datos,
propiedades, tablas, identificadores invariantes o relacionales… Los
desarrolladores contarán con servicios de datos unificados para crear sus
aplicaciones de cara al usuario final: la sincronización, la notificación,
el almacenamiento unificado, un modelo común de seguridad, así como su
integración con otras tecnologías como redes punto a punto (P2P) y servicios
de directorio serán sus herramientas.
Todas las aplicaciones generarán archivos relacionados entre sí, tanto en el
disco duro local como en la Red. Toda nuestra información será un todo.
Para ilustrar un ejemplo del funcionamiento, pongamos que un compañero de
oficina generó un documento en Word y lo expuso en una reunión. El archivo
fue compartido porque anteriormente todos los asistentes lo habían recibido
en su correo electrónico pero, después de un tiempo, este archivo fue
eliminado y ahora hay que buscarlo.
La indexación de WinFS ahorraría al usuario la búsqueda entre carpetas,
correo electrónico, unidades removibles y un largo etcétera ya que es
posible acceder a las vías de almacenamiento de ese archivo por muchos
caminos, tantos como criterios de almacenamiento usados cuando se almacenó.
Además, utilizando la tecnología Avalon (el próximo paso de la tecnología
Web), el usuario sabrá cómo encajan los datos ya que ciertas aplicaciones
podrán mostrar gráficamente dónde se encuentra el archivo, observando por
qué manos ha pasado cuándo y dónde se ha modificado o quien lo está
ejecutando en esos momentos.
También existirán agentes digitales que automaticen ciertas tareas que el
usuario suele realizar “a mano”, con el fin de que el trabajo sea lo más
liviano y cómodo; pongamos el ejemplo de un e-mail que atender a su llegada
y en esos momentos toca hora con el médico… Lo mejor sería recibir una copia
en el teléfono móvil y posponer la llamada al remitente sin necesidad de
estar presente. De ese tipo de tareas se encargará WinFS: menos trabajo, más
productividad.
La complejidad de WinFS habla de una infinidad de posibilidades, será
necesaria la imaginación para explotarlas todas. Y dado que Google tiene sus
puntos de mira en el mismo proyecto, Microsoft ralentiza las versiones de su
sistema operativo para que ni el líder de las búsquedas ni ningún otro
desarrollador se adelante a sus intenciones. El objetivo es lanzar un
sistema operativo sin parangón en el que, al menos por un tiempo, tome la
delantera a sus competidores. Así que, retrasando Windows Service Pack 2 se
retrasa el SP3, no se facilitan las bases para los desarrolladores de
software de gestión de información como Google y el equipo de Longhorn
desarrolla con menos presión el futuro sistema operativo… Una gran
estrategia.
Como si de un esperado lanzamiento cinematográfico se tratara, todos los
informáticos esperamos consciente (el gusto por la novedad) o
inconscientemente (para subsanar los errores del sistema) el próximo pack de
actualizaciones y mejora del sistema operativo Windows Service Pack 2. Un
código remozado, aplicaciones parcheadas, flexibilidad en la personalización
del interfaz y otras adaptaciones de cara a la seguridad en la Red, como lo
era el necesitado firewall. Está bien, Microsoft apuesta por la seguridad.
Ésta, en principio, suculenta pieza nos llega con retraso de varios meses,
pero apenas representa un atisbo de lo que Microsoft prepara para los
próximos dos años. Nos referimos a Windows Longhorn.
Para comprender el retraso generalizado que están sufriendo las entregas de
este Windows, deberíamos desentrañar por completo el modus operandi del
gigante del software. Primero comenzaríamos por el número de entregas de
cada sistema, un total de cuatro, tres publicables (llamadas Service Pack 1,
2 y 3) y una versión Gold que aparece bajo formato comercial (como ocurrió
con Windows 98 SE y Millenium Edition). Así pues, estamos en la segunda fase
de corrección de la quinta versión del código del antiguo Windows NT al que
se le limpió la cara en su versión Gold y se le llamó Windows xp. Pero… ¿por
qué ha disminuido la frecuencia de actualización del sistema en los últimos
cinco meses? ¿A qué se deben los constantes retrasos de Service Pack 2? ¿Por
qué Longhorn no tiene una fecha de salida concreta y se alarga en el tiempo
más allá de principios de 2006? La respuesta, sorprendente y fascinante
para los amantes del marketing, está en el más serio competidor de Microsoft
en estos días: Google.
Pongamos los puntos sobre las íes en esta afirmación. Desde que Larry Page y
Sergey Brin fundaran Google en 1998, la gestión de conocimiento desarrollada
por la empresa ha progresado vertiginosamente, ayudándose de módulos que
favorecen su crecimiento y lo equiparan al de la propia Red: Google es más
grande en tanto en cuanto Internet lo es.
Así pues, Google pone a disposición de usuarios y anunciantes la tecnología
más avanzada bajo un marco simple y humilde como lo es su página principal.
Y en él se dan cinta las tecnologías de PageRank (que evalúa la popularidad
de una página en base a las visitas que obtiene), AdSense (que permite la
publicación automática de anuncios segmentados), Google Groups2 (que recaba
datos en foros y newsletters), Google Deskbar (que inserta una barra con
funciones de búsqueda en el navegador) e incluso se atreve con servicios,
aún locales, como el de búsqueda por urbe: disponible en local.google.com y
funcional sólo en Estados Unidos desde el 17 de marzo, basta introducir en
el navegador una ciudad, dirección o código postal acompañado de un término
tal como “cafetería” o "tienda de deportes" para obtener una lista de
negocios, locales y otro tipo de información relacionada acompañada de mapas
y brújula virtual.
Aún hay más: existen recientes rumores acerca de GooOS, el supuesto sistema
operativo en el que trabajan los programadores de Google mediante el cual,
basándose en arquitectura Linux y Gnome, se modelaría un vasto servicio de
ingenieria social, un gigantesco escritorio virtual al que acceder e
interactuar, con el fin de manejar la información de un modo global. Un
escritorio para el usuario desde el que gestionar sus datos, correo,
compras… compartido con el de otros usuarios… Lejos de ser temeraria, es una
idea que une a la comunidad informática y le permite compartir un grueso de
información hasta ahora inimaginable.
Junto a estas revolucionarias ideas, coinciden en el tiempo la inminente
aparición de Gmail, un servicio de correo con 1 Gigabyte de capacidad
(frente a Hotmail, con tan sólo 2 Megas) y la reciente salida a bolsa, lo
que confiere a Google una fuerza espeluznante. Y eso lo notamos todos.
Queriendo tomar parte de esta revolución por el control de la información,
aparecen negocios como www.quigo.com, www.dipsie.com; también mezclas de
buscador y red social como Eurekster, y otros malogrados .com que nacen y
mueren casi cada día. Nadie puede con Google… Pero… ¿y Microsoft?
Consciente de que el futuro del sistema operativo no está en el número de
aplicaciones, la interactividad gráfica o la potencia de cálculo, Microsoft
apuesta por la gestión de la información, local y en red simultáneamente. El
futuro está en compartir información, en el manejo colectivo, no en su
reproducción individual. Enfrentada a la llamada tormenta perfecta
(compuesta por los avances en hardware, el aumento de la cantidad de datos
producidos digitalmente y la explosión de esquemas y estándares en la
administración de información), Microsoft contempla con desdicha cómo su
sistema operativo Windows, diseñado para soportar aplicaciones en base a
desarrollos locales (escuchar música, reproducir una película, redactar un
informe o diseñar un póster), no puede enfrentarse a la revolución de la
información global. Según un estudio de la Universidad de Berkeley de 2003,
en el año 2002 se crearon alrededor de cinco millones de terabytes, o cinco
exabytes, de información nueva. El 92% de esa información se almacenó en
soportes magnéticos, en su mayoría discos duros de usuarios finales. En 2002
se enviaron y almacenaron aproximadamente 400.000 terabytes de correo
electrónico…. Y las cifras aumentan cada año. Junto a esto, la llegada de
aplicaciones para el tratamiento de recursos empresariales (ERP), la gestión
de relaciones con el cliente (CRM), la automatización del equipo de ventas
(SFA) y otros tipos de aplicaciones de empresa han complicado la gestión de
archivos compartidos. A esta revolución rinde pleitesía el actual proyecto
de Microsoft y, para abordarla, necesita de una arquitectura sin límites.
Así que esta infinitud es lo que se le está atragantando al gigante fundado
por Bill Gates. Siguiendo los estudios de la empresa de marketing IDC,
aquéllos que trabajan con información emplean entre un 15 y un 30% de su
tiempo buscando datos.
Por ello, Windows debe prescindir de su antiguo sistema de archivos y
expandir las miras del PC en pos del manejo de la información, pues ya se
cuenta con una gran estructura que lo produce. Para ello, se ha ideado
WinFS, el subsistema de almacenamiento en disco activo que dotará al sistema
de capacidad para buscar, relacionar y actuar sobre la información.
Esta nueva arquitectura permite la organización y recuperación de datos
basándose en sus propiedades (tales como el autor, título, fecha,
valoración, etc.) de tal forma que la información pueda buscarse mediante
criterios, algo más personal, humano y fácil de utilizar.
En WinFS la información se organiza diferente e independientemente decomo
esté archivada físicamente. Los datos pueden ser organizados bajo una
estructura conectada de carpetas, nombres de espacios para datos,
propiedades, tablas, identificadores invariantes o relacionales… Los
desarrolladores contarán con servicios de datos unificados para crear sus
aplicaciones de cara al usuario final: la sincronización, la notificación,
el almacenamiento unificado, un modelo común de seguridad, así como su
integración con otras tecnologías como redes punto a punto (P2P) y servicios
de directorio serán sus herramientas.
Todas las aplicaciones generarán archivos relacionados entre sí, tanto en el
disco duro local como en la Red. Toda nuestra información será un todo.
Para ilustrar un ejemplo del funcionamiento, pongamos que un compañero de
oficina generó un documento en Word y lo expuso en una reunión. El archivo
fue compartido porque anteriormente todos los asistentes lo habían recibido
en su correo electrónico pero, después de un tiempo, este archivo fue
eliminado y ahora hay que buscarlo.
La indexación de WinFS ahorraría al usuario la búsqueda entre carpetas,
correo electrónico, unidades removibles y un largo etcétera ya que es
posible acceder a las vías de almacenamiento de ese archivo por muchos
caminos, tantos como criterios de almacenamiento usados cuando se almacenó.
Además, utilizando la tecnología Avalon (el próximo paso de la tecnología
Web), el usuario sabrá cómo encajan los datos ya que ciertas aplicaciones
podrán mostrar gráficamente dónde se encuentra el archivo, observando por
qué manos ha pasado cuándo y dónde se ha modificado o quien lo está
ejecutando en esos momentos.
También existirán agentes digitales que automaticen ciertas tareas que el
usuario suele realizar “a mano”, con el fin de que el trabajo sea lo más
liviano y cómodo; pongamos el ejemplo de un e-mail que atender a su llegada
y en esos momentos toca hora con el médico… Lo mejor sería recibir una copia
en el teléfono móvil y posponer la llamada al remitente sin necesidad de
estar presente. De ese tipo de tareas se encargará WinFS: menos trabajo, más
productividad.
La complejidad de WinFS habla de una infinidad de posibilidades, será
necesaria la imaginación para explotarlas todas. Y dado que Google tiene sus
puntos de mira en el mismo proyecto, Microsoft ralentiza las versiones de su
sistema operativo para que ni el líder de las búsquedas ni ningún otro
desarrollador se adelante a sus intenciones. El objetivo es lanzar un
sistema operativo sin parangón en el que, al menos por un tiempo, tome la
delantera a sus competidores. Así que, retrasando Windows Service Pack 2 se
retrasa el SP3, no se facilitan las bases para los desarrolladores de
software de gestión de información como Google y el equipo de Longhorn
desarrolla con menos presión el futuro sistema operativo… Una gran
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