En un sentido amplio, la cultura es la huella que deja el hombre sobre la
tierra. Por lo tanto, el término cultura engloba también un concepto
antropológico: es todo aquello que el hombre ha sumado a la naturaleza, todo
lo incorporado por el hombre. Esta idea de la cultura como totalidad de la
creación humana, cuyo conocimiento está reportado entre toda la humanidad, se
traduce en un enriquecimiento, en el significado que le proporciona al hombre
todo lo que lo rodea. Todo esto también resulta del esfuerzo del hombre por
dominar la naturaleza, transformarla y establecer las más satisfactorias
relaciones sociales, darles respuesta a las interrogantes que lo inquietan,
tratar de explicarse el mundo, su desarrollo, lo conocido y lo desconocido.
Por lo tanto el hombre es siempre un portador de valores culturales.
La cultura se reafirma a través de la acción diaria del hombre y de
la reafirmación de sus valores cotidianos y sobre todo con una característica
particularmente humana: la actividad creadora, en sus múltiples capacidades y
fundamentalmente viendo esta capacidad creadora como un motor impulsor del
desarrollo del hombre y de la sociedad, como una fuerza de cambio, de
movimiento, fecunda siempre. Por lo tanto llegamos a un punto donde el
concepto de cultura es un concepto dinámico, es decir que está en pleno
movimiento, siempre en desarrollo y hacia todas direcciones, creando y
recreando siempre. Desde este punto de vista, no hay inculto, no hay ningún
hombre sin algún grado de relación con el medio que lo rodea, interactuando
con el mismo.
Conjunto de valores materiales y espirituales, de logros y de
creencias, de conocimientos y capacidades lo bastante estables para originar
una identidad distintiva. Este complejo de prácticas mentales y sociales de
un grupo o grupos humanos es transmitido a las generaciones sucesivas como
“su cultura”.
Una definición a partir de criterios estéticos no explica totalmente la
realidad, es necesaria una definición socio-antropológica que abarque los
rasgos existenciales, las características de pueblos enteros, los modos de
vida y producción, los sistemas de valores, las opiniones y creencias.
Cultura comprende también las esferas sociológicas, económicas,
políticas, tecnológicas, científicas y espirituales.
El acceso a la cultura no significa la aceptación de un producto
cultural acabado, sino la participación activa de la comunidad, en el hecho
cultural, la cultura tampoco está separada de la conciencia de la identidad
colectiva, se considera ante todo y sobre todo como factor que contribuye al
surgimiento de la nacionalidad.
En un término muy amplio, globalizador, la cultura abarca todo lo que una
persona obtiene como miembro de una sociedad, los hábitos y aptitudes que
adquiere gracias a la tradición o a la experiencia, así como los objetos
materiales fabricados por la comunidad. Se manifiesta en obras de arte, en
las comidas, maneras de vestir, en el carácter de las relaciones con la
familia y con otros miembros de la sociedad, en nuestra escala de valores, en
la educación recibida, en las nociones del bien y del mal, en la arquitectura
(el modo de construir las viviendas y las áreas de recreación), en la
sexualidad, en las esperanzas, en la forma de combatir las enfermedades, en
los mitos e ideas religiosas y en su práctica.
Las culturas se van formando, desarrollando, de uniones, de relaciones, de
superposiciones de valores que se suman unos a otros y que inclusive pueden
ser hasta valores opuestos. Por lo tanto las culturas son siempre el
resultado de un mestizaje, de una combinación.
Todas las culturas deben estar en un diálogo continuo, en una confrontación
con otras culturas para ser una cultura viva. Para que crezca, se
desarrolle, se implante y se enriquezca tiene que estar confrontándose con
otras proposiciones, aún cuando estas sean contrarias y hasta agresivas. Hay
que confrontarse para poder seguir el desarrollo, en estas confrontaciones a
veces surgen escollos que son superados por una de las proposiciones o sirven
de gestor de una nueva proposición que trascienda los planteamientos
anteriores. Las culturas no pueden aislarse, pues se volverían obsoletas,
sencillamente perecerían.
La cultura está en perpetuo movimiento, se transforma, crece, se desarrolla
en diferentes direcciones, tiene un movimiento centrífugo, influye en otras
culturas y a la vez hay un movimiento centríbeto incorporando otras
influencias, esto es inevitable. La vida es un cambio continuo, pero hay que
tratar de hacer cambios que sean constructivos, que satisfagan
espiritualmente a las gentes, que sean liberadores, que no anulen la
personalidad humana. La cultura actúa sobre los planos más profundos de la
conciencia humana, reforzando los principios éticos indispensables en la
sociedad. La obra humana, por lo tanto, tiene que expresar las complejidades
y contradicciones de la sociedad en que se desarrolla quien las hace.
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