A partir del post que escribí sobre las tonterías que se decían en el
blog de El Mundo sobre los incendios, voy a culturizar a todo cuanto
urbanita lea estas líneas para que conozca el campo un poco mejor.
¿Os parece que las patatas son caras? A lo mejor es que no sabéis
cuánto cuesta cultivarlas.
Veamos. Lo primero que hay que hacer es adecentar el terreno. Esto
implica cortarle toda la hierba que pueda tener a ras de suelo, o más
adelante tendremos un problemón, ya que se puede enganchar en el
arado, o si lo haces manualmente, el azadón no entrará tan bien en la
tierra (hay que darle más veces y más duro). Se puede cortar con una
segadora motorizada (que no regalan), con una guadaña o con una hoz
(te jodes la espalda y pierdes muchas horas, pero es más barato)
Lo segundo es esparcir el estiércol, o los estiércoles, ya que hay
quien combina el de pollo, comprado en granjas avícolas, el vegetal y
el de cuadra. Se esparce con horquilla y el movimiento que tienes que
hacer con ella es genial para tener ampollas en las manos. Si no te
gusta usar guantes, es un buen momento para cambiar de idea.
Naturalmente primero se habrá cargado el tractor, que tampoco es un
ejercicio agradable.
Para hacerse con estiércol de pollo tienes que ir a una granja
avícola, comprar "un tractor de abono" y cargarlo tú mismo en
determinadas épocas del año, que es cuando renuevan la cama (cuando se
venden los pollos mayores y la nueva hornada aún es pequeña para
ocupar toda la nave). Se compone básicamente de serrín, pienso, polvo,
plumas y guano (excremento de aves). Huele como el demonio y levanta
tanto polvo que para recogerlo lo normal es que se usen mascarillas.
Así que es un trabajo bastante duro, y si además te toca sol, las
granjas aviares son como hornos.
El traslado de este estiércol lo haces en tu propio tractor (si no,
debes pagar los portes), que es un vehículo que cuesta tanto como un
coche de segunda mano y no es nada fiable si superas una velocidad x
(aquí ya depende del modelo que tengas). Para que el estiércol no se
vaya quedando por el camino (recordad, es básicamente polvo) hay que
regar la parte superior del remolque (que es otra pasta, ya que el
tractor a veces no viene con extras y hay que comprarse los gadgets a
parte). El abono permanecerá entonces almacenado hasta que se
necesite, cubierto por un plástico medianamente impermeable (el
estiércol de pollo huele aún peor cuando fermenta)
El vegetal, sin embargo procede de otra fuente y básicamente se trata
del producto de rozas: tojos, helechos y demás herbáceas o arbustos
blandos (nada de meter palitos en el abono, ya que no se convierten en
compost). Ciertas cosas, como las zarzas, no valen para estas cosas
(por eso las quemamos), ya que son básicamente "palo". Para preparar
una pilla de abono normalmente se limpia el terreno dónde va a
ubicarse, y a continuación se pone una primera capa de roza, para a
continuación añadir una capa de estiércol de cuadra o aviar (o mezcla
de ambos) para que haga las veces de catalizador de compostaje. Y así
hasta que llegas a la altura que deseas, y procurando mantener los
bordes bien uniformes (como toda pila, debe estar bien equilibrada o
acabará deshaciéndose) y el material bien compactado (para que el
compostaje sea lo más rápido y uniforme posible, y no se pierda la
humedad).
Todo esto se hace empleando algunas herramientas nada ergonómicas como
las horquillas y los sachos (no sé el nombre en castellano, sorry) de
abono, que són básicamente como una azada, pero en lugar de pala
poseen tres pinchos. Las primeras se usan para mover el abono de
cuadra y el producto de las rozas y el otro lo usa la persona que esté
haciendo la pilla para colocar el material. Si se usa abono de pollo
también necesitaremos una pala (todo esto también hay que comprarlo,
faltaría más)
Nos queda el abono de cuadra, que se compone básicamente de
excrementos de animal, restos de su comida (hojas de maíz, hierba
seca, hierba verde, algún pienso de maíz si te han sobrado espigas ese
año, puede que algunas manzanas, etc.). Los animales que lo producen
son las vacas, las ovejas y los cerdos. Si tienes cabras o caballos,
valen igual que los otros, pero no hay tanta gente que posea estos
animales.
El abono animal huele indescriptiblemente mal (el de vaca y, sobre
todo, el de cerdo son una pesadilla para el olfato), suele venir muy
compactado (sobre todo en el caso de las ovejas) y está húmedo, así
que pesa como si estuviese hecho de plomo. Hay que arrancarlo del
suelo con el sacho (no es fácil: las fibras vegetales tienden a
entrelazarse y además, ya habíamos dicho que estaba húmedo y muy
compactado. Lo arrancado lo coge una segunda persona (o la misma, si
no tienes más gente disponible), que será quien la eche encima del
tractor (esto era lo que solía hacer yo cuando tocaba, y acabas con la
espalda jodida), dónde una tercera persona se ocupará de colocarlo
bien para que no se caiga y de recompactarlo (porque al arrancarlo y
cargarlo ha perdido densidad y ocupa más espacio) para maximizar la
carga del remolque.
No voy a contar cuánto cuesta mantener una vaca o una oveja... eso
queda para más adelante. Lo que me interesa es que os quedéis con la
idea de que en el campo los subproductos de una actividad pueden
usarse como materia prima para otra: todo se realimenta y todo está
relacionado con todo. Es un equilibrio que hay que mantener
cuidadosamente. Volviendo al tema de los incendios, cuando limpiamos
un monte (y ojo, no es bueno hacerlo todos los años), veis que usamos
el producto para algo. Cuando un monte se quema, esa familia se queda
sin materia prima para cultivar patatas o tomates (por ejemplo) porque
le empieza a faltar fertilizante natural.
Lo largo que es todo esto y aún no hemos llegado a plantar una sóla
patata. Sólo hemos limpiado el terreno y esparcido el estiércol. Por
último hay que echar un último fertilizante químico, que dota al suelo
de una base de nitrógeno, y al que conocemos por el nombre de
Nitramón, que era básicamente un saco de nitrato amónico (NH4NO3) y
que además de como fertilizante se puede usar como componente para
bombas. Otra cosa más para comprar. Oh, viene en sacos de 50 kilos y
parece que pesan el doble, ya que son muy malos de coger (no deja
asideros en el saco)
Pero si queremos plantar patatas, necesitaremos semilla seleccionada
de siembra (ofrece un rendimiento mucho mayor que las patatas que
hayamos obtenido el año pasado, pero hay que comprarla). Para
maximizar la superficie plantada a veces se cortan estas patatas a la
mitad (cada patata originará una planta completamente nueva) y si no
nos llega lo comprado echaremos mano de las patatas que nos hayan
sobrado el año pasado (no rinden tanto, pero algo es mejor que nada).
También deberemos tener en cuenta la variedad que plantemos ya que no
todas se comportan igual ante la sequía o resisten el ataque del
escarabajo de la patata. Además hay que tener en cuenta su uso: si vas
a hacer muchos cocidos, te interesa una variedad blanca, y si vas de
fritangas, pues roja.
Para plantar las patatas existen dos métodos: el manual y el
mecanizado. Antes de nada habremos distribuído las patatas de siembra
en dos o tres puntos de reabastecimiento. Esto es para no andar con un
cubo de patatas finca arriba y finca abajo: es terriblemente incómodo.
Por cierto, añadid los cubos al carrito de la compra y los capazos si
los usais para reabastecer (es más cómodo que los sacos)
El primero implica coger un azadón y levantar el terreno dónde vas a
meter las patatas, no se trata de hacer un hoyo, sino de levantar TODO
el terreno, ya que la patata tiene problemas con los terrenos
compactos y hay que darle margen de crecimiento... a menos que
queramos cosechar menos de lo que hemos plantado.
El segundo método implica el uso de un tractor con un arado (sip, otro
gadget más para nuestro tractor, y aún nos quedan dos o tres por
comprarle). En la parte más baja (es recomendable este lado, para ir
"allanando el terreno" y no hacerla más pronunciada) de la finca
deberemos cavar un hoyo dónde clavar el arado (así alcanza mayor
profundidad), y luego el tractor irá hasta el final de la finca,
abriendo un surco. En este surco (que habremos dividido en segmentos
entre la gente total que va a plantar) pondremos las patatas hacia la
parte superior, no demasido enterradas (queremos que nazcan, ¿no?). Si
no usas guantes puedes despellejarte los dedos haciendo esto.
Lo último que nos queda por hacer hoy es coger un rastrillo (más
herramienta que comprar... el ferretero ya nos adora a estas alturas)
e igualar el terreno, para evitar que las lluvias encharquen unas
zonas y dejen otras secas. Además, si dejamos los terrones sin
deshacer, estos tenderán a endurecerse y las patatas tendrán problemas
con ellos.
Tras algún tiempo, y si no la hemos cagado hasta el momento, las
patatas comenzarán a salir. Crecerán altas y fuertes... hasta que el
escarabajo de la patata las descubra y además sean atacadas por los
hongos. Puede pareceros que no es demasiado grave, pero sí que lo es:
el escarabajo es muy capaz de comerse toda la cosecha y ya ha
provocado alguna hambruna... pero si te toca el hongo... bueno, ése
casi destruye un país.
Bien, toca comprar fungicida e insecticida específicos para esto, y
puedes elegir entre aplicarlo desde una motocarretilla, un tanque
pesticida conectado al tractor o en una sulfatadora individual que se
carga a la espalda y que puede estar motorizada o usar una bomba
manual (es la que usa el de Bricomanía). Sea como sea, toca volver a
tirar de billetero y perder varias tardes haciendo esto (porque hay
que dar varias manos, claro).
Como nos toque sequía es posible que debamos regar. Para ello hay que
recurrir a una poza en la que se almacena el agua que brota de algún
manantial (si tienes alguno cerca). Por supuesto, hay que mantenerla
limpia, drenada y las canalizaciones en buen estado (la vegetación
tiende a comérselo todo). Y hay que llegar a un acuerdo de uso con el
resto de regantes que se abastecen de la misma poza para su uso y
mantenimiento. Cómo no suele haber electricidad en las cercanías, si
quieres usar un sistema de aspersores ya puedes ir comprándote un
generador y una bomba. Si no, toca riego por inundación. Gracias a
Dios, esto no es Murcia.
Bien, ya estamos en verano y por fin vamos a recoger nuestras patatas
(que nos han costado un riñón y nos han jodido la espalda). Ahora es
cuando viene lo duro.
Podemos cogerlas de dos formas: manual o automática.
La manual implica deshacer el trabajo que hicimos al plantarlas:
levantar TODO el terreno para extraer las patatas.
La automática implica comprarse otro gadget más para nuestro
superequipado tractor (que va camino de salirnos más caro que un BMW):
el arrancador de patatas. Esta máquina es como un semicírculo de
varillas de hierro rematado en un espolón, y un sistema de engranajes
conectados a la transmisión del tractor que hacen que el semicírculo
se mueva para cribar la tierra que va entrando por el espolón. Al
final lo que conseguimos es que la mayoría de las patatas queden en la
superficie (hay quien da una segunda vuelta para encontrar las que se
quedan atrás). Hay que discriminar las cortadas y las podridas. Las
primeras se guardan y servirán de alimento para el ganado,
convenientemente cortadas y mezcladas con pienso de maíz; mientras que
las segundas se descartan.
Mientras, habremos llegado a la finca antes de la salida del sol (se
recogen en verano, y a partir de las 11 de la mañana las cosas se
ponen muy calientes por la finca), habremos tragado tanto polvo de
tierra que nuestra piel estará negra y nuestros pulmones parecerán una
maceta, nos habremos arañado los dedos contra el terreno (a veces está
bastante duro)... y aún lo que nos queda.
Porque cuando hayamos acabado y Lorenzo esté rabioso en lo alto
nuestro trabajo aún no termina: hay que ir a casa, dejar el arrancador
y volver con el remolque. Cerrar los sacos y cargarlos en el tractor.
Recoger las cortadas. Literalmente (dependiendo del tamaño de tu
finca) habrás cargado toneladas de patatas.
Cuando llegues al cubierto en que vas a almacenar las patatas aún
tienes que descargar los sacos uno a uno (no queremos hacer puré tan
pronto, ¿verdad?), vaciarlos y seleccionar las patatas (las que estén
lastimadas o sean demasiado pequeñas, se apartan). Vaciarlas debe
hacerse en el mismo día, ya que las patatas son pura agua y
transpiran, con lo cual se pudren fácil si el agua no se evapora.
Por último, las patatas se almacenarán en su lugar definitvo, que debe
ser fresco y seco, para minimizar problemas de hongos, y además
deberemos añadirles un producto contra una plaga que apareció en los
últimos diez años y que se trata de un bichejo que se mete en la
patata y la taladra, dejando unos desagradables surcos de color
castaño y alterando el sabor de la patata (que sabe a rayos).
Finalmente el tubérculo se pudre a consecuencia de la acción del
gusanejo de marras.
Bien, pues esto es todo por el momento. Un día de estos os cuento cómo
se mantiene un corral de gallinas o cómo se cultiva maíz.
Pero bueno, ahora espero que os vayáis dando cuenta de por qué no
están limpios los montes y por qué se van abandonando fincas en el
rural. No es que no queramos, es que no podemos.
http://rebotacion.blogspot.com/2006...tatas.html
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