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Yo NO odio a Bill Gates (II)
Enviado por igor21 el 4 Febrero, 2005 - 7:35pm General
http://www.kriptopolis.org/node/322
En mi anterior comentario explicaba por qué se me ponen los pelos de
punta cuando alguien dice cosas como "Gates traicionó a IBM" o
"Lástima que el OS/2 no triunfara" y por qué, mientras para la
juventud el Linux es una promesa de un futuro maravilloso, a mí
personalmente me trae ecos de una época horrible. Hoy me gustaría
explicar por qué Gates abandonó el prompt de MSDOS y se embarcó en
Windows.
No sé qué edad tenía Gates cuando rompió con IBM y la subsiguiente
victoria del mundo de los clónicos le hizo multimillonario, pero era
ciertamente muy joven. En ese momento vio realizado su plan original
de hacerse rico aprovechando (y en cierto sentido habiendo
precipitado) la popularización de la informática. Su modelo había sido
Henry Ford, de quien tenía colgado un retrato en el despacho y se
conocía de memoria toda la biografía. Como es sabido, Ford fabricó
coches baratos a millones, haciéndose rico con la popularización del
automóvil. Al igual que Gates, convirtió un privilegio de ricos en
algo al alcance de todos, y al igual que Gates no inventó realmente
nada, sino que se limitó a comercializar una panoplia de tecnologías
descubiertas por otros que no supieron o no pudieron sacar provecho de
ellas. Pero Gates sabía que Ford había sido infeliz al final de sus
días. En un momento dado, Ford se había dormido en los laureles y un
competidor (General Motors) le había arrebatado la primacía del
mercado. De ser el número uno indiscutible, a años luz de todos los
competidores, había pasado a ser el número dos. Gates estaba preparado
para que eso nunca le sucediera, y las paranoias que le asaltan de
tanto en tanto están provocadas por este temor irracional a repetir la
desgracia de su héroe...
Mientras la industria informática vivía una época de euforia sin igual
a caballo del binomio MSDOS-Intel, Gates buscaba obsesivamente ese
segundón que le tenía que arrebatar el trono. Descartados IBM y el
PS/2-OS/2, que se perdían rapidamente de vista mientras su precio y su
"incompatibilidad" los condenaban, Gates se fijó en Apple Macintosh.
Comandada por un genio auténtico (Steve Jobs) capaz de crear
tecnología innovadora y hacerla operativa a una velocidad de vértigo,
la empresa había sobrevivido al ataque inicial de IBM-Microsoft. Pero
ahora no se limitaba a sobrevivir sino que, pasado el susto, estaba
prosperando en medio de la hecatombe de precios risibles desencadenada
por los fabricantes asiáticos, que llevaban en hombros a la pareja
Microsoft-Intel. Jobs era un genio de la tecnología, pero en marketing
tampoco se quedaba corto. En lugar de entrar en la guerra de precios
desatada, prefirió seguir con sus precios altos y defenderlos con
imagen de marca. Apple era un ordenador simpático para gente
enrollada, una especie de Volkswagen cucaracha de la informática. A
diferencia de los clónicos de aspecto descuidado, sus cajas eran
diseñadas cuidadosamente para tener un aspecto elegante y actual.
Tenerlo era una señal de prosperidad y distinción. Jobs se centró en
el mercado de los profesionales liberales y los artistas, creándose un
hueco que crecía con el tiempo. Como todo lo que llevaba el equipo se
fabricaba en coordinación (y era rabiosamente propietario desde el SO
hasta el último tornillo), también ganó una cierta fama de
estabilidad, a medida que los fabricantes de clónicos iban perdiendo
el rigor de las licencias originales de IBM, e instalar una placa en
un PC comenzaba a ser algo no evidente.
Pero el arma principal de Apple era la ergonomía de su interfaz.
Cualquier tonto podía copiar un fichero a un diskette si alguna vez
había visto hacerlo. Para llamar un programa bastaba con reconocer un
dibujito sobre el monitor, y para manejarlo recorrer los menús que
había en la parte alta y que se desplegaban mostrando las opciones.
Jobs no había inventado esto, pero había conseguido meterlo en un
hardware poco potente. Como decía un anuncio de nosequé hace muchos
años "el que lo prueba no quiere otra cosa". Los usuarios de Apple se
reían de los de MSDOS y de los laboriosos tecleos
sin-equivocarse-ni-en-una-tecla a que los sometían sus ordenadores.
Bill Gates empezó a ponerse nervioso.
Yo recuerdo bien esa época, porque yo era un fanático del prompt
(línea de comandos). La primera vez que me di cuenta de la amenaza fue
haciendo una demostración de nuestra contabilidad en casa de un
cliente potencial. Mis colegas y yo, aprovechando la bonanza de que
hacía como tres años que trabajabamos con el mismo sistema operativo,
habíamos desarrollado un sistema de pantallas sobre las que podías
moverte con las flechas en todas direcciones (saltando de input en
input) y de menús pop-up del que estábamos muy orgullosos. Ese día
particular yo notaba que la cosa no iba bien, porque había un imbécil
que no paraba de decir que nuestras pantallas eran muy
"rudimentarias", que el monitor de caracteres era muy "pobre", que
mover el cursor con las flechas "no era práctico",etc... Por mucho que
le enseñaba scrolls (en un monitor de caracteres, no nos olvidemos) y
cosas así, el hombre no se impresionaba lo más mínimo. Al final les
dijo a los otros asistentes a la demo: "esto nada, estas pantallas son
antiguas". Un poco harto le pregunté "¿pero usted que esperaba?" y él
me contestó: "Pantallas americanas". Le pedí que las describiera y él
lo intentó, pero no tenía vocabulari,o así que al final me dijo:
"Cuando veas una sabrás lo que quiero decir". Un rechazo categórico
como aquel me impulsó a investigar qué leches eran las "pantallas
americanas". Muy pronto até cabos. Era una empresa de construcción y
el sujeto debía ser arquitecto. Lo más probable era que hubiera visto
un Apple en casa de un colega igual de ignorante que él (puesto que ni
siquiera le había podido decir el nombre de la cosa).
Quiero recordar con un sentimiento agridulce los meses siguientes,
durante los cuales, ya en posesión del nombre de la amenaza, me veía
obligado a justificar no tener pantallas gráficas ni ratón en mis
aplicaciones. Le decía a la gente que los "dibujos animados los
prefiero por la tele", que "los monitores de caracteres son más sanos
para la vista", que en un .bat les metería el path y sólo tendrían que
teclear unas pocas letras para entrar en el programa (p.e. el nombre
de su perro), que Apple era para gente que usaba el ordenador para
hacer el indio y que los que curraban se compraban cosas serias
(¿había alguien visto un empleado de banca que usara ratón?), etc...
Creamos un sistema de menús disparado por el autoexec.bat para que la
gente no tuviera que ir al prompt jamás, pero fue todo en vano.
Mientras yo explicaba tonterías a los clientes, Gates había hecho algo
más práctico poniendo en el mercado el Windows 2.0. Al principio, mis
colegas y yo estábamos entusiasmados (relativamente, porque había que
tirar todo el software a la basura otra vez y habíamos perdido
costumbre), pero enseguida descubrimos que no estaba hecho de la pasta
del MSDOS. Se colgaba todo el rato y parecía suicida desarrollar (y no
digamos presentarse en casa del cliente) con aquella porquería. Un
poco desengañados de nuestro héroe, pensamos en trabajar con Apple o
incluso en OS/2, cuyo Presentation Manager era también un GUI.
Pero Microsoft no había dicho la última palabra. Al cabo de un tiempo
salió el Windows 3, que también era bastante basurero, pero contenía
una suite de aplicaciones (Word y Excel) muy útil para el cliente
final. Toda esta parte de la historia es muy complicada, porque todos
los actores intentaban hacerse fintas mutuamente. Apple necesitaba
aplicaciones y Microsoft quería que Apple le licenciara una caja de
compatibilidad para que el software que corría sobre Apple corriera
sobre Windows. Los desarrolladores de nivel mundial no sabían qué
hacer, pero mayoritariamente consideraban mejor OS/2 y habían estado
desarrollando sobre ese sistema sin atender al pequeño detalle de que
ningún cliente final lo compraba. Si Gates salió victorioso es porque
era el único que tenía un plan claro, y era de largo el que tenía más
parque instalado de clientes. Cuando vio que WordPerfect y Lotus se
hacían los remolones y no querían programar para Windows hasta que el
panorama se aclarase, metió Word y Excel a martillazos en Windows 3 y
se puso a venderlo.
Nosotros estábamos un poco escandalizados porque, aunque comprendíamos
los motivos comerciales que impulsaban todo aquello, técnicamente lo
veíamos un poco forzado. Al volver al DOS al final de una sesión de
Windows teníamos la sensación de aterrizar sobre el suelo tras un
vuelo en avión de la Primera Guerra Mundial. Yo personalmente, cuando
voy al prompt de mi XP, todavía tengo la sensación de "volver" (aunque
ahora el kernel de Windows ya toca con el hardware).
Yo sobre esta época tengo una cosa que decir que es un poco
enrevesada. Dicen que en el estreno de una película de Hitchcock, un
periodista le llamó la atención sobre quién iba a creerse que el
protagonista conociese a una chica en un tren, después saltase del
tren perseguido por los malos, corriese por el campo durante todo el
día y al llegar a una casa encontrase a la chica allí "por
casualidad". Eso era una tomadura de pelo al espectador. Hitchcock le
contestó que él había descubierto que el espectador está dispuesto a
tolerar casi cualquier inverosimilitud si se le presenta con buena
técnica narrativa. Digo todo esto porque creo que Bill Gates también
descubrió en esa época que la informática de consumo tiene su propio
criterio de fiabilidad, y que el nuevo tipo de usuario que había
surgido con la explosión del PC tenía una tolerancia al desastre mucho
mayor que los antiguos administradores de Unix, si uno le sabía
presentar eso como el precio por participar en el progreso. Las malas
lenguas remontan este concepto a los Apple, cuyo icono de la bomba
(que significaba que se había colgado) causaba simpatía en el usuario
al aparecer en pantalla. Además, aunque Windows es difícil de
instalar, una vez instalado es mucho más ergonómico que el prompt, y a
los usuarios finales eso les gusta, aunque de cuando en cuando se
quede frito.
Nosotros, como infantería del invento, lo pasábamos mal cuando
nuestros programas empezaron a colgarse de formas horribles, porque la
máquina gastaba toda su capacidad en hacer tonterías gráficas. Para
que por lo menos el cliente salvase los datos, poníamos servidores de
red Novell, que permitían crear redes de muchos PCs. Nos consolábamos
al ver cómo poco a poco Apple dejaba de ser una amenaza y sus precios
altos empezaban por fin a erosionar su cuota de mercado a nuestro
favor. A la larga se arruinó tanto que Microsoft tuvo que evitar su
quiebra para eludir una partición por las leyes antimonopolio
americanas.
El imperio de Microsoft sufrió otras amenazas, pero ninguna tan seria
como Apple. Novell tonteó con la idea de hacerle la competencia (no sé
si antes o después de que Gates decidiera destruirlos con el NT
Server). Lotus también acarició la idea, pero prefirieron venderlo
todo a IBM antes de que Microsoft los enfilara. Los tontines de
Netscape también dijeron que convertirían Navigator en un sistema
operativo poco antes de ser aplastados.
Y así es como Gates ha conseguido que -de momento- no le pase lo que a
Henry Ford. Microsoft es un imperio mundial en régimen de
cuasi-monopolio, pero conserva la fiereza y la rapidez de reacción
frente a las amenazas porque en el fondo de su filosofía de empresa
subyace ese miedo cerval a que en algún lugar hay alguien preparándose
para derrotarlos. El Office se puebla de prestaciones que nadie usa,
para protegerse de esa amenaza fantasma que tanto teme Gates. Siempre
se acusa a Microsoft de "inmovilismo", pero creo que la acusación
debería ser la contraria. Microsoft siempre ha estado corriendo de un
sitio para otro para competir con una amenaza fantasma que muchas
veces sólo ha existido en su imaginación, y ha actuado como Herodes,
matando en la cuna por esta causa a empresas que sólo pretendían
sobrevivir en un pequeño nicho, y con las que podría haber colaborado.
Ahora por fin parece que el "software libre" puede ser una amenaza
verdadera, porque ha conseguido aunar las voluntades de millones
contra Microsoft y ha embarcado en sus filas a enemigos viejos pero
poderosos, como IBM. A mí en el fondo me es igual quién gane, pero
quiero decir bien alto que esto NO es una lucha entre el bien y el
mal, ni una lucha entre el progreso y el inmovilismo; es sólo un
episodio de guerra comercial en la que el bando contrario a Microsoft
es una horda desorganizada, porque cualquier cosa con estructura que
se le ha enfrentado ha sido destruida. El "software libre" no puede
ser destruido porque no tiene cuenta de resultados. Se alimenta de la
fantasía y la capacidad de evocación de una serie de gurús. Si las
condiciones son propicias, puede apoderarse de grandes cuotas en
determinados sectores. No entro en quién gana y quién pierde con esto,
porque cada uno tiene su opinión.
Y para terminar esta larga disertación, quiero decir que Bill Gates es
sólo uno más de los plutócratas que rigen el mundo. No es ni el más
peligroso, ni el más desalmado, y ni siquiera es el más poderoso (¿qué
tal como candidato a estos puestos el vicepresidente Cheney, apoyado
por la Casa Blanca y los petroleros de Houston, a la vez que están
devastando un país para quedarse su petróleo? ¿no deberíamos guardar
un poco de hostilidad para él?). Todos aquello que creen que si Bill
Gates cayera, y Microsoft acabase en la ruina, el mundo sería mejor,
se equivocan de medio a medio. El mundo tiene muchos problemas y muy
gordos, y que el prompt (la línea de comandos) esté en desuso es igual
de grave que que hoy en día nadie sepa jugar al Tetrix.
* Viene de Yo NO odio a Bill Gates (I)
http://www.kriptopolis.org/node/296
Enviado por igor21 el 4 Febrero, 2005 - 7:35pm General
http://www.kriptopolis.org/node/322
En mi anterior comentario explicaba por qué se me ponen los pelos de
punta cuando alguien dice cosas como "Gates traicionó a IBM" o
"Lástima que el OS/2 no triunfara" y por qué, mientras para la
juventud el Linux es una promesa de un futuro maravilloso, a mí
personalmente me trae ecos de una época horrible. Hoy me gustaría
explicar por qué Gates abandonó el prompt de MSDOS y se embarcó en
Windows.
No sé qué edad tenía Gates cuando rompió con IBM y la subsiguiente
victoria del mundo de los clónicos le hizo multimillonario, pero era
ciertamente muy joven. En ese momento vio realizado su plan original
de hacerse rico aprovechando (y en cierto sentido habiendo
precipitado) la popularización de la informática. Su modelo había sido
Henry Ford, de quien tenía colgado un retrato en el despacho y se
conocía de memoria toda la biografía. Como es sabido, Ford fabricó
coches baratos a millones, haciéndose rico con la popularización del
automóvil. Al igual que Gates, convirtió un privilegio de ricos en
algo al alcance de todos, y al igual que Gates no inventó realmente
nada, sino que se limitó a comercializar una panoplia de tecnologías
descubiertas por otros que no supieron o no pudieron sacar provecho de
ellas. Pero Gates sabía que Ford había sido infeliz al final de sus
días. En un momento dado, Ford se había dormido en los laureles y un
competidor (General Motors) le había arrebatado la primacía del
mercado. De ser el número uno indiscutible, a años luz de todos los
competidores, había pasado a ser el número dos. Gates estaba preparado
para que eso nunca le sucediera, y las paranoias que le asaltan de
tanto en tanto están provocadas por este temor irracional a repetir la
desgracia de su héroe...
Mientras la industria informática vivía una época de euforia sin igual
a caballo del binomio MSDOS-Intel, Gates buscaba obsesivamente ese
segundón que le tenía que arrebatar el trono. Descartados IBM y el
PS/2-OS/2, que se perdían rapidamente de vista mientras su precio y su
"incompatibilidad" los condenaban, Gates se fijó en Apple Macintosh.
Comandada por un genio auténtico (Steve Jobs) capaz de crear
tecnología innovadora y hacerla operativa a una velocidad de vértigo,
la empresa había sobrevivido al ataque inicial de IBM-Microsoft. Pero
ahora no se limitaba a sobrevivir sino que, pasado el susto, estaba
prosperando en medio de la hecatombe de precios risibles desencadenada
por los fabricantes asiáticos, que llevaban en hombros a la pareja
Microsoft-Intel. Jobs era un genio de la tecnología, pero en marketing
tampoco se quedaba corto. En lugar de entrar en la guerra de precios
desatada, prefirió seguir con sus precios altos y defenderlos con
imagen de marca. Apple era un ordenador simpático para gente
enrollada, una especie de Volkswagen cucaracha de la informática. A
diferencia de los clónicos de aspecto descuidado, sus cajas eran
diseñadas cuidadosamente para tener un aspecto elegante y actual.
Tenerlo era una señal de prosperidad y distinción. Jobs se centró en
el mercado de los profesionales liberales y los artistas, creándose un
hueco que crecía con el tiempo. Como todo lo que llevaba el equipo se
fabricaba en coordinación (y era rabiosamente propietario desde el SO
hasta el último tornillo), también ganó una cierta fama de
estabilidad, a medida que los fabricantes de clónicos iban perdiendo
el rigor de las licencias originales de IBM, e instalar una placa en
un PC comenzaba a ser algo no evidente.
Pero el arma principal de Apple era la ergonomía de su interfaz.
Cualquier tonto podía copiar un fichero a un diskette si alguna vez
había visto hacerlo. Para llamar un programa bastaba con reconocer un
dibujito sobre el monitor, y para manejarlo recorrer los menús que
había en la parte alta y que se desplegaban mostrando las opciones.
Jobs no había inventado esto, pero había conseguido meterlo en un
hardware poco potente. Como decía un anuncio de nosequé hace muchos
años "el que lo prueba no quiere otra cosa". Los usuarios de Apple se
reían de los de MSDOS y de los laboriosos tecleos
sin-equivocarse-ni-en-una-tecla a que los sometían sus ordenadores.
Bill Gates empezó a ponerse nervioso.
Yo recuerdo bien esa época, porque yo era un fanático del prompt
(línea de comandos). La primera vez que me di cuenta de la amenaza fue
haciendo una demostración de nuestra contabilidad en casa de un
cliente potencial. Mis colegas y yo, aprovechando la bonanza de que
hacía como tres años que trabajabamos con el mismo sistema operativo,
habíamos desarrollado un sistema de pantallas sobre las que podías
moverte con las flechas en todas direcciones (saltando de input en
input) y de menús pop-up del que estábamos muy orgullosos. Ese día
particular yo notaba que la cosa no iba bien, porque había un imbécil
que no paraba de decir que nuestras pantallas eran muy
"rudimentarias", que el monitor de caracteres era muy "pobre", que
mover el cursor con las flechas "no era práctico",etc... Por mucho que
le enseñaba scrolls (en un monitor de caracteres, no nos olvidemos) y
cosas así, el hombre no se impresionaba lo más mínimo. Al final les
dijo a los otros asistentes a la demo: "esto nada, estas pantallas son
antiguas". Un poco harto le pregunté "¿pero usted que esperaba?" y él
me contestó: "Pantallas americanas". Le pedí que las describiera y él
lo intentó, pero no tenía vocabulari,o así que al final me dijo:
"Cuando veas una sabrás lo que quiero decir". Un rechazo categórico
como aquel me impulsó a investigar qué leches eran las "pantallas
americanas". Muy pronto até cabos. Era una empresa de construcción y
el sujeto debía ser arquitecto. Lo más probable era que hubiera visto
un Apple en casa de un colega igual de ignorante que él (puesto que ni
siquiera le había podido decir el nombre de la cosa).
Quiero recordar con un sentimiento agridulce los meses siguientes,
durante los cuales, ya en posesión del nombre de la amenaza, me veía
obligado a justificar no tener pantallas gráficas ni ratón en mis
aplicaciones. Le decía a la gente que los "dibujos animados los
prefiero por la tele", que "los monitores de caracteres son más sanos
para la vista", que en un .bat les metería el path y sólo tendrían que
teclear unas pocas letras para entrar en el programa (p.e. el nombre
de su perro), que Apple era para gente que usaba el ordenador para
hacer el indio y que los que curraban se compraban cosas serias
(¿había alguien visto un empleado de banca que usara ratón?), etc...
Creamos un sistema de menús disparado por el autoexec.bat para que la
gente no tuviera que ir al prompt jamás, pero fue todo en vano.
Mientras yo explicaba tonterías a los clientes, Gates había hecho algo
más práctico poniendo en el mercado el Windows 2.0. Al principio, mis
colegas y yo estábamos entusiasmados (relativamente, porque había que
tirar todo el software a la basura otra vez y habíamos perdido
costumbre), pero enseguida descubrimos que no estaba hecho de la pasta
del MSDOS. Se colgaba todo el rato y parecía suicida desarrollar (y no
digamos presentarse en casa del cliente) con aquella porquería. Un
poco desengañados de nuestro héroe, pensamos en trabajar con Apple o
incluso en OS/2, cuyo Presentation Manager era también un GUI.
Pero Microsoft no había dicho la última palabra. Al cabo de un tiempo
salió el Windows 3, que también era bastante basurero, pero contenía
una suite de aplicaciones (Word y Excel) muy útil para el cliente
final. Toda esta parte de la historia es muy complicada, porque todos
los actores intentaban hacerse fintas mutuamente. Apple necesitaba
aplicaciones y Microsoft quería que Apple le licenciara una caja de
compatibilidad para que el software que corría sobre Apple corriera
sobre Windows. Los desarrolladores de nivel mundial no sabían qué
hacer, pero mayoritariamente consideraban mejor OS/2 y habían estado
desarrollando sobre ese sistema sin atender al pequeño detalle de que
ningún cliente final lo compraba. Si Gates salió victorioso es porque
era el único que tenía un plan claro, y era de largo el que tenía más
parque instalado de clientes. Cuando vio que WordPerfect y Lotus se
hacían los remolones y no querían programar para Windows hasta que el
panorama se aclarase, metió Word y Excel a martillazos en Windows 3 y
se puso a venderlo.
Nosotros estábamos un poco escandalizados porque, aunque comprendíamos
los motivos comerciales que impulsaban todo aquello, técnicamente lo
veíamos un poco forzado. Al volver al DOS al final de una sesión de
Windows teníamos la sensación de aterrizar sobre el suelo tras un
vuelo en avión de la Primera Guerra Mundial. Yo personalmente, cuando
voy al prompt de mi XP, todavía tengo la sensación de "volver" (aunque
ahora el kernel de Windows ya toca con el hardware).
Yo sobre esta época tengo una cosa que decir que es un poco
enrevesada. Dicen que en el estreno de una película de Hitchcock, un
periodista le llamó la atención sobre quién iba a creerse que el
protagonista conociese a una chica en un tren, después saltase del
tren perseguido por los malos, corriese por el campo durante todo el
día y al llegar a una casa encontrase a la chica allí "por
casualidad". Eso era una tomadura de pelo al espectador. Hitchcock le
contestó que él había descubierto que el espectador está dispuesto a
tolerar casi cualquier inverosimilitud si se le presenta con buena
técnica narrativa. Digo todo esto porque creo que Bill Gates también
descubrió en esa época que la informática de consumo tiene su propio
criterio de fiabilidad, y que el nuevo tipo de usuario que había
surgido con la explosión del PC tenía una tolerancia al desastre mucho
mayor que los antiguos administradores de Unix, si uno le sabía
presentar eso como el precio por participar en el progreso. Las malas
lenguas remontan este concepto a los Apple, cuyo icono de la bomba
(que significaba que se había colgado) causaba simpatía en el usuario
al aparecer en pantalla. Además, aunque Windows es difícil de
instalar, una vez instalado es mucho más ergonómico que el prompt, y a
los usuarios finales eso les gusta, aunque de cuando en cuando se
quede frito.
Nosotros, como infantería del invento, lo pasábamos mal cuando
nuestros programas empezaron a colgarse de formas horribles, porque la
máquina gastaba toda su capacidad en hacer tonterías gráficas. Para
que por lo menos el cliente salvase los datos, poníamos servidores de
red Novell, que permitían crear redes de muchos PCs. Nos consolábamos
al ver cómo poco a poco Apple dejaba de ser una amenaza y sus precios
altos empezaban por fin a erosionar su cuota de mercado a nuestro
favor. A la larga se arruinó tanto que Microsoft tuvo que evitar su
quiebra para eludir una partición por las leyes antimonopolio
americanas.
El imperio de Microsoft sufrió otras amenazas, pero ninguna tan seria
como Apple. Novell tonteó con la idea de hacerle la competencia (no sé
si antes o después de que Gates decidiera destruirlos con el NT
Server). Lotus también acarició la idea, pero prefirieron venderlo
todo a IBM antes de que Microsoft los enfilara. Los tontines de
Netscape también dijeron que convertirían Navigator en un sistema
operativo poco antes de ser aplastados.
Y así es como Gates ha conseguido que -de momento- no le pase lo que a
Henry Ford. Microsoft es un imperio mundial en régimen de
cuasi-monopolio, pero conserva la fiereza y la rapidez de reacción
frente a las amenazas porque en el fondo de su filosofía de empresa
subyace ese miedo cerval a que en algún lugar hay alguien preparándose
para derrotarlos. El Office se puebla de prestaciones que nadie usa,
para protegerse de esa amenaza fantasma que tanto teme Gates. Siempre
se acusa a Microsoft de "inmovilismo", pero creo que la acusación
debería ser la contraria. Microsoft siempre ha estado corriendo de un
sitio para otro para competir con una amenaza fantasma que muchas
veces sólo ha existido en su imaginación, y ha actuado como Herodes,
matando en la cuna por esta causa a empresas que sólo pretendían
sobrevivir en un pequeño nicho, y con las que podría haber colaborado.
Ahora por fin parece que el "software libre" puede ser una amenaza
verdadera, porque ha conseguido aunar las voluntades de millones
contra Microsoft y ha embarcado en sus filas a enemigos viejos pero
poderosos, como IBM. A mí en el fondo me es igual quién gane, pero
quiero decir bien alto que esto NO es una lucha entre el bien y el
mal, ni una lucha entre el progreso y el inmovilismo; es sólo un
episodio de guerra comercial en la que el bando contrario a Microsoft
es una horda desorganizada, porque cualquier cosa con estructura que
se le ha enfrentado ha sido destruida. El "software libre" no puede
ser destruido porque no tiene cuenta de resultados. Se alimenta de la
fantasía y la capacidad de evocación de una serie de gurús. Si las
condiciones son propicias, puede apoderarse de grandes cuotas en
determinados sectores. No entro en quién gana y quién pierde con esto,
porque cada uno tiene su opinión.
Y para terminar esta larga disertación, quiero decir que Bill Gates es
sólo uno más de los plutócratas que rigen el mundo. No es ni el más
peligroso, ni el más desalmado, y ni siquiera es el más poderoso (¿qué
tal como candidato a estos puestos el vicepresidente Cheney, apoyado
por la Casa Blanca y los petroleros de Houston, a la vez que están
devastando un país para quedarse su petróleo? ¿no deberíamos guardar
un poco de hostilidad para él?). Todos aquello que creen que si Bill
Gates cayera, y Microsoft acabase en la ruina, el mundo sería mejor,
se equivocan de medio a medio. El mundo tiene muchos problemas y muy
gordos, y que el prompt (la línea de comandos) esté en desuso es igual
de grave que que hoy en día nadie sepa jugar al Tetrix.
* Viene de Yo NO odio a Bill Gates (I)
http://www.kriptopolis.org/node/296
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